A lo mejor aun cuando nuestros actos parten siempre de una idea, nunca llegamos a entenderla en su integridad. Creemos como parte del conocimiento actual adquirido- que somos solo las personas quienes lo gobiernan todo, porque es en nosotros donde nacen las ideas que lo originan todo. Siendo esto así, cada cual crea su propia vida, aunque no deseemos aceptarlo del todo porque inconscientemente tememos por igual al triunfo y al fracaso.
¿Y el azar, lo predestinado y el libre albedrio? Tal vez estén en la parte de la idea que no llegamos a entender. Lo cierto es que están allí ¿Dónde más podrían estar? No obstante, sea cual fuere nuestro entendimiento, toda idea nos conduce a un cambio. Es simple si aceptamos que lo desconocido se vuelve conocido. Lo otro es negarlo todo creyendo que el espacio y el tiempo están allí sin ningún significado porque algo nos creó por voluntad ajena y no la nuestra, y nada podemos hacer.
El Cambio termino vulgarizado en los Últimos años- ingresa entonces imperceptiblemente en el «modo automático» en el que se suelen resolver los acontecimientos de nuestras vidas, porque nada ha cesado, y sin gobierno, nos empieza a deconstruir. Como es tratado en esta obra, el Cambio es un fenómeno multiforme y omnipresente. Es nuestra existencia misma, ha sido así desde que apareció la vida, es la transformación, el conflicto de lo que debe pasar muchas veces sin opción.
Somos seres multiespaciales, multitemporales que terminaremos arrastrados por el cambio de los otros sino gobernamos el propio, el que nos puede redireccionar, reprogramar, antes de sucumbir en la colisión con nuestro espacio y nuestro tiempo, o el de los otros. El gobierno de nuestro cambio personal es tan posible y real, como aquella parte de la idea que no llegábamos a entender porque nos conducirá a comenzar de nuevo.