La novela trata de explicar, pretendemos de manera muy clara y amena, las características que un padre debería notar desde el primer momento para detectar que su hijo es un posible caso de sobredotación. Pero lo más importante es la reflexión que se pretende: muchos superdotados terminan siendo unos fracasados debido a nuestro sistema educativo, al no poner los medios suficientes para que puedan desarrollar sus capacidades.
El libro forma parte de una trilogía, donde se trata de concienciar a los lectores sobre tres problemas que afectan a nuestra sociedad actual; su detección a tiempo y sus posibles soluciones: la sobredotación intelectual («El factor G»), la violencia de género («¡No vales nada!») y el acoso escolar («¡Sólo era un juego!»).