«Me gusta buscar la poesía en todas partes y en todas partes la hallo: en los libros, en las calles, en las baldosas rotas, en las flores marchitas, en las bolsas de basura, en la mirada misteriosa de los gatos, en la inocente sonrisa de los niños, en los árboles, en el canto de los pájaros. Ella está en todas partes y me gusta sentirla, abrazarla, sobre todo cuando llega a mí desnuda y descarada».
Camino por la senda de la luz recién nacida pensando que la vida escribirá en mis manos la última claridad que viene del paraíso donde las diosas se desnudan. Se detienen mis pasos en el fondo vacío de un espejo y, el no posible, me anuncia la caída vertical de un mundo sin estrellas. El tiempo mira al tiempo y me devora y no encuentro la razón ni las palabras para definir este instante. Allá, a lo lejos, veo cómo un Guardián de la Luz sostiene en sus hojas el recuerdo húmedo de lo que pude ser. Entonces me pregunto: ¿Quién abrigará la cálida transparencia del perfume de mis sueños?»