Me llamo María, soy arquitecta y me dedico a reformar casas, un
trabajo que me apasiona. Me llevo bien con mi familia y tengo
buenas amigas. Todo parece perfecto, pero en mi vida falta algo.
Que Alex se enamore locamente de mí.
Una noche de amor desenfrenada, conocí el disfrute sexual sin
ataduras, esa era mi meta en la despedida de soltera de mi amiga. Y
exactamente eso conseguí en cuanto Alejandro de Castro, Alex
para los amigos, me llevo a un hotel.
El encuentro casual de una noche se ha convertido en una relación
extraña. Salvo el disfrute entre las sábanas, no tenemos nada en
común. Somos tan diferentes como el día y la noche.
Él no quiere novia, yo lo quiero a él.
Él guarda secretos que no suelta ni bajo tortura, y eso me vuelve
precavida y no le confió los míos.
Él se toma la vida tan en serio que cualquier cosa es un drama, en
cambio yo, procuro abordarla con optimismo y sentido de humor.
Él es un hombre complicado, desconfiado, reservado, obsesivo.
Yo, impulsiva, cabezota, independiente, con un carácter simple
que se fía de todo el mundo.
Una mujer manipuladora que quiere a su hombre.
Un padre al que le caigo fatal.
Sí, Alejandro de Castro ha puesto mi vida patas arriba.