Despierto solo y desamparado, con la noción del tiempo perdida, sin siquiera reconocer mi propia identidad. Solo puedo conocer lo que esta ruta me depara, y tendré como primordial deber; el de aprender de los acontecimientos experimentados en esta senda tomada, resurgiendo de la medición una resolución apropiada.
Mis actos serán los partícipes de mi realidad; una realidad cambiante que transforma mi percepción de la existencia. Solo yo puedo y debo descubrir quién soy, hacia dónde voy, cómo afrontar el camino aprendiendo de las ocurrencias y cómo sobreponer mi destino en esta vida.
Un gran territorio hostil me espera, tendré que actuar con cabeza y sentimiento para descubrir el valor verdadero que la vida posee; llevando por delante la imaginación, el pensamiento y la reflexión. Solo así podré lograr mis objetivos y mis metas; descubrirla realeza de la belleza en los pequeños detalles para así cumplir con mi cometido del descubrir de mi existencia, mi realidad y de la vida.