En el terreno incierto que existe entre realidad y fantasía, prosa y poesía, crudeza o ironía, con leves toques de humor ácido, la «Teoría de la Resurrección» nos ofrece, usando un estilo literario atrevido y ágil, una visión fresca y rompedora de cómo lanzar ideas y sentimientos hacia el corazón.
De esta manera, el autor crea un licor de sabor complejo en el que cada sorbo que el lector tome cada historia que lea— tendrá sus propios matices y aromas, a veces sutiles, a veces viscerales. Un licor en el que las pasiones, dudas, inquietudes y delirios que acompañan al ser humano pueden dejar un sabor inesperado, pero que, en ningún caso, nos producirá indiferencia.