Cada victoria retrasa una derrota inevitable; todo comienzo lleva implícito un final; las palabras necesitan silencios; el tiempo que sumamos es el mismo que perdemos. Es ineludible: cada experiencia trae consigo su lógico reverso. Y nosotros, también.
Los poemas de Andrés Expósito nos enfrentan a una obligada dualidad de la que formamos parte y a la que no debemos tener miedo. Sabemos que seremos derrotados, pero siempre nos queda la opción de brindar por ello y reírnos juntos de todos los soles que no alumbran. Esa es nuestra mayor victoria: ser conscientes, como nos asegura el poeta, de que no necesitamos al universo entero para caminar.