La vida transcurre en un tiempo y en un espacio.
El tiempo no se detiene, nos acompaña, nos persigue, nos desafía. No podemos deshacernos de él y nos envuelve en una telaraña de recuerdos y emociones.
El espacio nos sitúa en un contexto, nos adorna el paisaje y nos traslada a lugares reales e imaginarios.
Juntos forman esa impresión fotográfica que queremos retener para siempre.